
Alguna vez escuché a alguien decir que todos tenemos algo de voyeur. El voyeurismo es observar a otras personas desnudas o teniendo relaciones para la propia satisfacción.
El voyeur no tiene contacto con lo que mira y le provoca mucha satisfacción el riesgo de ser descubierto. Se dice también que la gente con tendencias voyeur suelen ser propensas al exhibicionismo. Los más adictos a la mirada del placer ajeno generalmente son personas tímidas y que habitualmente se les dificulra conseguir pareja.
Susan Sontag escribe algo muy interesante sobre el voyeurismo pero comparándolo con la fotografía. El escrito siguiente se encuentra en el magistral libro “Sobre la fotografía” de los años setenta.
“... Hacer fotografías ha implantado en la relación con el mundo un voyeurismo crónico que uniforma la significación de todos los acontecimientos. Una fotografía no es el mero resultado del encuentro entre un acontecimiento y un fotógrafo; hacer imágenes es un acontecimiento en sí mismo, y uno que se arroga derechos cada vez más perentorios para interferir, invadir o ignorar lo que está sucediendo. La omnipresencia de las cámaras insinúa de modo persuasivo que el tiempo consiste en acontecimientos interesantes, dignos de fotografiarse. Fotografiar es esencialmente un acto de no intervención. La persona que interviene no puede registrar, la persona que registra no puede intervenir…”
Disiento con la autora en eso de la no intervención, supongo que el fotógrafo se mezcla en la acción de otra manera. Asimismo, algunos renglones después, Sontag agrega:
“…Aunque la cámara sea un puesto de observación, el acto de fotografiar es algo más que una observación pasiva. Como el voyeurismo sexual, es una manera de alentar, al menos tácitamente, a menudo explícitamente la continuación de lo que esté ocurriendo. Hacer fotografías es tener interés en las cosas tal como están, en un statu quo inmutable (al menos por el tiempo que se tarda en conseguir una "buena" imagen), ser cómplice de todo lo que vuelva interesante algo, digno de fotografiarse, incluído, cuando ese es el interés, el dolor o el infortunio de otra persona…”
Atractivo, ¿no? Es un gran libro el de Susang que a menudo me deja pensando sobre los trasfondos de la actividad fotográfica.
El voyeur no tiene contacto con lo que mira y le provoca mucha satisfacción el riesgo de ser descubierto. Se dice también que la gente con tendencias voyeur suelen ser propensas al exhibicionismo. Los más adictos a la mirada del placer ajeno generalmente son personas tímidas y que habitualmente se les dificulra conseguir pareja.
Susan Sontag escribe algo muy interesante sobre el voyeurismo pero comparándolo con la fotografía. El escrito siguiente se encuentra en el magistral libro “Sobre la fotografía” de los años setenta.
“... Hacer fotografías ha implantado en la relación con el mundo un voyeurismo crónico que uniforma la significación de todos los acontecimientos. Una fotografía no es el mero resultado del encuentro entre un acontecimiento y un fotógrafo; hacer imágenes es un acontecimiento en sí mismo, y uno que se arroga derechos cada vez más perentorios para interferir, invadir o ignorar lo que está sucediendo. La omnipresencia de las cámaras insinúa de modo persuasivo que el tiempo consiste en acontecimientos interesantes, dignos de fotografiarse. Fotografiar es esencialmente un acto de no intervención. La persona que interviene no puede registrar, la persona que registra no puede intervenir…”
Disiento con la autora en eso de la no intervención, supongo que el fotógrafo se mezcla en la acción de otra manera. Asimismo, algunos renglones después, Sontag agrega:
“…Aunque la cámara sea un puesto de observación, el acto de fotografiar es algo más que una observación pasiva. Como el voyeurismo sexual, es una manera de alentar, al menos tácitamente, a menudo explícitamente la continuación de lo que esté ocurriendo. Hacer fotografías es tener interés en las cosas tal como están, en un statu quo inmutable (al menos por el tiempo que se tarda en conseguir una "buena"
Atractivo,