viernes, 21 de marzo de 2008

En el campo de los derechos


En estos últimos días estuve yendo a fotografiar para el diario en que trabajo a los diversos cortes de ruta de los productores rurales de la zona.

La mayor tensión se vivió ayer jueves. Se suscitaron varios incidentes entre los turistas y los que cortaban la ruta. Algunos viajeros hasta se animaron a bajar del vehículo con la intención de discutir cara a cara o irse a las manos. Incluso los que protestaban se las agarraron con la prensa. A un colega de otro diario le bajaron la cámara en medio de un disturbio y ahí todo se puso más caliente.

“¡Ustedes siempre buscando el quilombo!” nos decía algún manifestante. Hubo algún que otro manotazo, ningún golpe violento físicamente pero estas discusiones a la prensa generaron mucha bronca.

La prensa, por más amarillista que sea en algunos casos, no puede filmar o fotografiar lo que no sucedió jamás. Es sumamente molesto que se le atribuyan las culpas de los desmanes generados por otros. Mientras el fotógrafo no entorpezca en la zona en donde suceden los hechos, está en total libertad para trabajar como trabaja en cualquier otro lugar. Sino, como dijo un amigo mío, “que protesten en un sótano si no quieren difusión”. No olvidarse de que la repercusión que están teniendo es, en gran parte, gracias a los medios.

Puede analizarse como justo el reclamo de los trabajadores rurales ante las retenciones. Están reclamando por sus derechos, sí, pero ¿no pueden hacerlo de otra forma? ¿Y los derechos de la gente que se traslada? Porque entonces, si tenemos la mirada de que protestan porque se sienten ultrajados; porque necesitan de la justicia, en el mismo sentido, no debería cuestionarse a los que rompen derechos de otros invadiendo territorios, sometiendo esclavos y demás, porque los que usurpan tendrán sus motivos, para ellos justos, para nosotros no.

Igualmente, todo este panorama no es más que un reflejo de cómo se vive cada día. La intolerancia en extremo, el apresuramiento de las acciones, la no reflexión y la violencia generalizada son agentes que marcan este caos y acrecientan el malestar.

Existe el Art. 194 del Código Penal que habla de una sanción con prisión de tres meses a dos años a quien “…sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicaciones, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas…” No estoy diciendo que los manifestantes deberían ir presos, pero considero que no pueden golpearse el pecho hablando de derechos cuando ellos mismos son los que lo rompen.

Dignos de cualquier sinónimo de la palabra matones, deberían saber de que una cámara puede ser incriminadora, pero de ninguna forma es un acto de cobardía, como si lo es el venir a pegar cuando andan en patota.

Hay una famosa frase, “Tu libertad termina donde comienza la de tu prójimo”. Los que se revelan deberían saber antes de que “el prójimo” no es solo el trabajador rural, u otro hombre de campo como ellos. “El prójimo” somos todos los que transitamos por esta ruta de la vida.


Este tema musical salió en el 2001, en el disco Rey Sol. Fue censurado porque tenía, según los que regulan la televisión, imágenes violentas y gente que, sin discriminación de sexo se besaban entre si (¿Leyeron bien? ¡¡¡¡¡2001 y se besaban entre si!!!!!). Con todo lo que pasan en la tele (chicos aspirando, sexo en bancos de la plaza, etc), es irrisorio que hayan prohibido este video.

Como una profecía de lo que Fito mostraba en este material, meses después pasó lo de los homicidios en el fin del gobierno de De la Rúa.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Pruébate y Verás


¿Y...? ¿Cómo te fue Negri?” Esta frase podría provenir de una novia que le pregunta a su chico como rindió un examen, o podría ser formulada hacia alguien que vuelve de una entrevista laboral. Pero no, esas palabras las escuché en una tienda de ropa, cuando un chico salía del probador y la empleada quería saber si la ropa era de su talle y agrado. Eso fue el disparador por el cual comencé a observar las diversas situaciones que se dan cuando uno va a comprarse indumentaria.

Como pueden leer en la primera frase, en los sitios de ropa informal se usa fecuentemente la palabra “negri”, palabra falsa si las hay. Detesto que me digan así.

No suelo ir muy seguido a elegirme prendas, y, cuando lo hago, generalmente lo que me pruebo (si me anda bien), me lo llevo. No soy de esas personas que se prueban tres remeras de cada clase, todo tipo de pantalones y demás. Ese grupo de indecisos justifica en parte la mala atención de algunos locales.

Existe el mito de que en los probadores hay orificios por donde alguien te está mirando morbosamente. Conocí a una empleada de este tipo de lugares y doy fe de que es cierto. También es engorroso y muy incómodo estar todo el tiempo pendiente de que algún desubicado abra el probador en el que estás, ni que decir si el pantalón no te quedó y cuando asomas tu cabeza entre las cortinas el vendedor ya está con otra persona allá a lo lejos.

Hay algo muy bueno en ir a comprar ropa, salís con el autoestima por las nubes. La mayoría de los vendedores te hace sentir bien, te dicen frases como: “ese pulóver parece hecho para vos”, “te queda bárbaro NEGRI, por tu color de piel es el indicado”, “Ese pantalón te estiliza las piernas”, y cosas por el estilo. Ni que hablar si la ropa te queda chica y no hay otro talle. “Pero es que ahora se usa así, todo más apretadito”, “te conviene este talle porque suelen estirarse un poquito NEGRI”. O… viceversa. “Estos pantaloncitos se usan más bien sueltitos”. Presten atención que suelen hablar utilizando muchos diminutivos, como queriendo parecer dulces.

Para terminar tu odisea, salís del local tan contento que si te querés suicidar te tirás del ego que bien alto lo tenés, hinchando el pecho con una remera con un signo de preguntas en el medio… pero hacés dos cuadras y hay otro modelo igual de diferente color, y otro y otro…



viernes, 7 de marzo de 2008

Esa pasión inexplicable


Regresé. Estuve un poco más de un mes sin escribir nada porque estaba avocado a terminar un proyecto personal. Muchas gracias a todos los que durante estos días me estuvieron incentivando a que escriba, y también infinitas gracias a todos los que de distintas maneras extendieron su preocupación y su ayuda por el hecho sucedido con papá. Incluso personas a las que no veo casi nunca, con las que no tenemos demasiado contacto, se acercaron y me hicieron saber que estaban a mi lado. Son estos los momentos en que uno se da cuenta de que hay mucha gente alrededor que nos quiere. Eso es lo rescatable dentro de el feo suceso.

Muchos de los temas anteriormente publicados en esta página, caían, en el debate, y, algunos, se desviaban a la discusión futbolera, por más que ese no haya sido el eje principal. ¿Porqué? ¿Porqué el fútbol genera tantas pasiones? ¿Porqué el fútbol es el deporte que más convoca en nuestro país?


No sé si con el correr de los años ha cambiado la forma de sentir, la pasión. Pero si estoy seguro de que la violencia es mayor. Muchos coincidirán en que el fútbol es un reflejo de la sociedad, pero es alarmante ver tanta locura. En la cancha; antes de ingresar al estadio; de parte de los técnicos a los árbitros; los relatores y comentaristas no tienen vergüenza en decir barbaridades, los presidentes chicanean, etc.
Incluso me pasa a mi, que solo saco fotos en la liga local o en el Argentino B, me escupen y siento una inmensa impotencia, de no poder hacer nada, de no entender porque a mi, que no me identifico con ningún club de la zona.

Como en ningún otro deporte hay cantos de las tribunas homofóbicos y racistas. ¿Cómo no van a existir esos cánticos a los rivales si ya es común que los padres les griten a sus propios hijos? Esta situación es moneda corriente en el baby, los padres quieren que su hijo triunfe, que los salve económicamente, que sea el mejor. Los increpan como si fueran profesionales, cuando los niños solo deberían divertirse. El éxito antes que nada. Esto sin ahondar en la asquerosidad de los negocios que rondan a este deporte: representantes, jugadores, presidentes, transfers, avales, porcentajes, derechos de formación, etc.

En otros países se puede jugar sin alambrado y ningún hincha atreve a meterse al campo de juego. Son más fríos, sí. Pero se puede ser pasional sin necesidad de agredir a nadie. Mientras acá a los árbitros se los insulta de mil modos, en España por ejemplo, suena irrisorio que los mayores agravios al juez sean al estilo de: “el árbitro es una niña”; o, “¡Deshonesto!, ¡deshonesto!”

Algunos me recriminan mi malestar cuando mi equipo pierde, me dicen que el fútbol no me da de comer, es cierto, no me da de comer pero me hace feliz la mayoría de las veces.

Aún, con todos estos disparates, el fútbol sigue siendo el deporte elegido por la mayoría, es el juego más amado, el que más nos emociona y nos hace vibrar.
¿Será porque tiene un reglamento bastante claro y sencillo en comparación con otros deportes?; ¿Será porque con una pelota redonda podemos jugar en la calle, en un campito, hacer jueguitos en donde estemos, en cambio para el básquet necesitamos de un aro, para el tenis de una red, y así con otros juegos?; o, ¿Será porque a pesar de todo lo nefasto necesitamos el gozo del triunfo? El fútbol nos hace felices, la identificación con un club nos enorgullece.
Quizás sea eso: ante la escasez de felicidad en otros ámbitos, el fútbol se erige como detonador de pasiones, alegrías y primitivas conductas.


El tema musical es “Make It”, del primer trabajo de Aerosmith, un hermoso disco, muy buen rock and roll setentoso.